Día de muertos
El 1 de noviembre de cada año, las almas de los fallecidos visitan las casas de sus familiares. La fiesta de Todos los Santos , es una antigua tradición heredada de los mayas que hoy en día se entrelaza con las costumbres religiosas del pueblo chiapaneco de san juan chamula y en general del mexicano.
Este municipio se encuentra en el altiplano central del estado de Chiapas. El pueblo tzotzil que lo habita construyó su identidad a través de la fortaleza de sus tradiciones. Una de las más importantes es el día en que todos los familiares llaman a sus difuntos y los invitan a disfrutar de una fiesta terrenal en su honor, y al final los despiden para que regresen al lugar de las almas , o lugar de los huesos ardientes.
La celebración, que perdura en los corazones de quienes aún creen en las enseñanzas de sus ancestros, toma lugar en casas, en el panteón y en la iglesia. Al manacer del 1 de noviembre los chamulas colocan la comida en orden y de acuerdo al número de difuntos que esperen. Después acuden al panteón a invitar a sus almas a la fiesta, pero antes tocan tres veces la campana de la iglesia del santo patrón San Juan.
La tradición dura dos días: el primero, cuando llaman y reciben a los muertos, y el segundo, cuando regresan al K'atin Bak, pero desde mediados de octubre la gente se prepara y adquiere los elementos necesarios para recibir a sus difuntos con todo el honor y la devoción que se merecen. La comida juega un papel importantísimo dentro de la ofrenda: la carne de res ahumada, frijol, maíz, tortillas, chayotes y pan son los elementos más demandados cuando se trata de complacer el paladar de sus familiares fallecidos.
Estos alimentos se ponen en los altares y en las tumbas, para que el día primero en la noche, cuando las almas llegan, se deleiten con los platillos que acostumbraban comer en vida.
Este municipio se encuentra en el altiplano central del estado de Chiapas. El pueblo tzotzil que lo habita construyó su identidad a través de la fortaleza de sus tradiciones. Una de las más importantes es el día en que todos los familiares llaman a sus difuntos y los invitan a disfrutar de una fiesta terrenal en su honor, y al final los despiden para que regresen al lugar de las almas , o lugar de los huesos ardientes.
La celebración, que perdura en los corazones de quienes aún creen en las enseñanzas de sus ancestros, toma lugar en casas, en el panteón y en la iglesia. Al manacer del 1 de noviembre los chamulas colocan la comida en orden y de acuerdo al número de difuntos que esperen. Después acuden al panteón a invitar a sus almas a la fiesta, pero antes tocan tres veces la campana de la iglesia del santo patrón San Juan.
La tradición dura dos días: el primero, cuando llaman y reciben a los muertos, y el segundo, cuando regresan al K'atin Bak, pero desde mediados de octubre la gente se prepara y adquiere los elementos necesarios para recibir a sus difuntos con todo el honor y la devoción que se merecen. La comida juega un papel importantísimo dentro de la ofrenda: la carne de res ahumada, frijol, maíz, tortillas, chayotes y pan son los elementos más demandados cuando se trata de complacer el paladar de sus familiares fallecidos.
Estos alimentos se ponen en los altares y en las tumbas, para que el día primero en la noche, cuando las almas llegan, se deleiten con los platillos que acostumbraban comer en vida.
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